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EL PARTO EN EL AGUA
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Una Herramienta, No una Meta
Cuando hablamos del parto en el agua, es fácil imaginar escenarios ideales: una madre relajada, flotando en un ambiente cálido mientras las contracciones fluyen. Sin embargo, como todo en el proceso del nacimiento, el parto en el agua es una herramienta, no una obligación, y su uso no tiene que abarcar todo el trabajo de parto.
En este artículo, quiero desmitificar el parto en el agua, compartir sus pros y contras y, sobre todo, explicar a quién puede beneficiar y en qué casos no es una opción viable.

¿Qué es el parto en el agua?
Se refiere al uso de una bañera o piscina especial durante el trabajo de parto. Puede incluir:
- Primera fase del parto (dilatación): para relajación y manejo del dolor.
- Segunda fase (expulsivo): para dar a luz directamente en el agua.
Es importante recordar que no hace falta comprometerse a una u otra opción desde el principio. Algunas mujeres encuentran alivio en el agua solo durante la dilatación, mientras que otras desean quedarse en ella hasta el final.
Ventajas del parto en el agua
- Relajación física y emocional: el agua tibia reduce la tensión muscular y promueve la liberación de endorfinas, ayudando a gestionar el dolor sin necesidad de intervenciones.
- Facilita el movimiento: dentro del agua, el cuerpo es más ligero, lo que permite cambiar de posición con mayor facilidad.
- Menor intervención: en ocasiones, el entorno tranquilo del agua disminuye la necesidad de epidurales u oxitocina sintética.
- Transición suave para el bebé: al nacer en el agua, el cambio del útero al exterior es más gradual, algo que algunos estudios asocian con menos estrés neonatal.
Inconvenientes y limitaciones
No es para todas las situaciones: No recomendado si hay complicaciones como preeclampsia, infecciones, sangrados importantes o si el bebé no está en posición cefálica. Además algunos hospitales o casas de parto no disponen de bañeras adecuadas o personal capacitado.
- No elimina el dolor: si bien ayuda, no es una varita mágica. Es probable que haya momentos en los que necesites más apoyo.
- Riesgo de infecciones: aunque mínimo, es importante que el agua esté limpia y mantenida a una temperatura controlada (entre 36-37 °C).
- Restricciones médicas durante el parto: si se requiere monitoreo constante o intervenciones rápidas, puede que sea necesario salir del agua.
¿Quién puede beneficiarse del parto en el agua?
- Embarazos de bajo riesgo: sin complicaciones médicas previas ni problemas detectados durante el trabajo de parto.
- Mujeres que buscan minimizar la intervención médica y aumentar su sensación de control.
- Mujeres con sensibilidad al estrés ambiental: El agua puede ayudar a reducir estímulos externos, creando un espacio más íntimo y controlado. Es ideal para quienes se sienten más seguras y relajadas en un entorno tranquilo.
- Partos previos con experiencias traumáticas: Si en un parto anterior se experimentó mucho dolor o intervenciones innecesarias, el agua puede ser una forma de recuperar el control y la confianza en el proceso.
- Partos largos o con dilataciones lentas: El agua tibia puede acelerar el progreso del trabajo de parto al relajar los músculos pélvicos y reducir la tensión.
- Mujeres con miedo al dolor: Aunque no elimina el dolor, el efecto calmante del agua puede ser suficiente para reducir la necesidad de analgesia farmacológica, especialmente en las primeras fases.
- Madres que prefieren posiciones verticales: El agua facilita posturas como estar de rodillas o en cuclillas, que pueden ser más difíciles de mantener fuera del agua debido a la gravedad.
- Primerizas con un enfoque en métodos naturales: Para mujeres que buscan evitar intervenciones médicas como la epidural o la oxitocina, el agua puede ser una excelente aliada en su plan de parto.
¿Quién no podrá usar esta opción?
- Complicaciones en el embarazo: como hipertensión, infecciones activas o diabetes gestacional no controlada.
- Necesidad de monitoreo constante: si el bebé o la madre necesitan una vigilancia estrecha, el agua puede ser una barrera para algunos equipos médicos.
- Fase expulsiva complicada: en casos de necesidad de instrumentalización (fórceps, ventosa) o sospecha de distocia.
El agua como un recurso flexible
La clave del parto en el agua es verlo como una opción más, no como un objetivo inamovible. Puedes entrar y salir cuando lo necesites; no hay reglas estrictas. Quizás te sientas más cómoda dilatando en el agua, pero prefieras parir en la cama o en otra posición. Lo importante es que esta herramienta esté disponible para usarla según tus necesidades y circunstancias.
¿Te gustaría considerar el parto en el agua? Habla con tu matrona, infórmate sobre la disponibilidad en tu hospital, y recuerda: cada mujer y cada parto son únicos.
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